El Intendente Municipal de Villa Gesell celebró recientemente 10 años en el cargo, pero las festividades se ven empañadas por una ciudad sumida en una emergencia total. ¿De quién es la culpa? Siempre es de otro, nunca se aceptan responsabilidades.
Tras una década de gestión, el panorama es desolador: la salud pública, la seguridad, el transporte público y la recolección de residuos, entre otros aspectos, muestran un deterioro constante y progresivo. Parece que la energía de la gestión está en otro lado, y las recientes medidas adoptadas por el Intendente lo reflejan.
La última sesión extraordinaria del Honorable Concejo Deliberante (HCD) fue testigo de la tensión creciente en la ciudad. Vecinos autoconvocados se enfrentaron a militantes barreristas convocados para opacar el reclamo de la gente. La oposición fue silenciada en el recinto, con el micrófono cortado, dejando en evidencia la división entre vecinos.
Diez años de gestión han llevado a Villa Gesell en una caída en picada, enfrentando a vecinos contra vecinos, despojando a la ciudad de su encanto y presionando a comerciantes y contribuyentes. ¿Es esta la celebración que merece la ciudad después de una década de gobierno?
La situación es clara: la gestión municipal debe rendir cuentas y asumir responsabilidades para enfrentar la crisis que aqueja a Villa Gesell. La ciudad no puede seguir así, sumida en el caos y la discordia. Es hora de un cambio real y efectivo que ponga los intereses de todos los vecinos por encima de cualquier interés político o personal.
